La Incapacidad Permanente por depresión de larga duración
La incapacidad permanente, en sus distintos grados, total, absoluta o gran invalidez, son más evidentes en un padecimiento físico ya que existe una evidencia más o menos externa de la dificultad o imposibilidad para trabajar, que en los trastornos mentales que sólo determinadas patologías conllevan una especial apariencia del individuo, a menudo por abandono.
De manera que es posible pensar que pueden trabajar y, sin embargo, padecer una falta de dominio de la voluntad necesaria para realizar la prestación; en cuyo caso resulta útil la doctrina que afirma que una vez que se constata la enfermedad, el hecho de que exista «una posibilidad de desarrollar actividades marginales no impide la calificación de la incapacidad», de modo que aunque aparentemente pueda realizar actividades, marginales o no, hay que atender al diagnóstico y a los conocimientos médicos, fundamental-mente por las exigencias de que el trabajo debe prestarse «con eficacia, rendimiento y continuidad», que es la forma de trabajar idónea para la jurisprudencia; pues «casi toda persona, aún en situación grave de limitación física o mental podría ser empleada en algún tipo de ocupación pensable, y de hecho, es tarea del Estado promover la ocupación de personas con minusvalías, sin que el empleo teórico de estas personas pueda impedir la calificación de la invalidez permanente como absoluta» STSJ de Cantabria, de 1 de junio de 2005.
Continue reading «Incapacidad Permanente por depresión»